El género Penicillium
comprende un gran número de especies (más de 300) de difícil determinación
incluso por caracteres microscópicos. En realidad, se trata de la forma de
reproducción asexual de diversos hongos Ascomicetos que desarrollan sobre los más
diversos sustratos orgánicos, frutos carnosos diversos, carpóforos de otros
hongos, alimentos diversos, derivados de la leche, etc…
Muchos de ellos son
saprófitos y desarrollan sobre materia vegetal muerta a la que descomponen o
alteran, pero también los hay patógenos que causan enfermedades a plantas y
animales, casi siempre ligados a exceso de humedad, incluyendo carpóforos de otros hongos.
La mayor parte en la
madurez cubren el sustrato de una pulverulencia azulada o verdosa formada en su
mayor parte por esporas asexuales o conidios.
Pisolithus arhizus atacado por Penicillium
Prácticamente todos
producen diversas sustancias metabólicas dependiendo de la especie en cuestión
y del sustrato, algunas de esas sustancias son inocuas como los que desarrollan
sobre los quesos llamados azules, otras son beneficiosas para la especie humana
como es el caso de los antibióticos, penicilina, pero también pueden producen
micotoxinas que generalmente afectan al sistema respiratorio y circulatorio,
entre ellas se incluyen tremorgens, neurotoxinas, la ocratoxina A (nefrotoxina
y carcinógenos), rubratoxins y ácido micofenólico, verrucosidin (neurotoxina) y
ácido penicillico (nefrotóxicos y hepatotóxicos).
A partir de las hifas del
micelio surgen los conidióforos que tienen
aspecto de pincel, corimbo o paraguas, en la extremidad se forma uno o varios
verticilos de cortas células cuya extremidad se va rompiendo en pequeños
trocitos que son las esporas o conidios. Más microscopías